miércoles, 8 de octubre de 2008

Asediados por la contaminación


Además de soportar los malolientes y tóxicos humos de las pesqueras, Chimbote está a merced de un parque automotriz compuesto por unidades con más de 20 años de funcionamiento que prestan servicio de transporte público

No recuerdo la cantidad de veces que he caminado por ahí, pero a partir de este momento creo que iré con una mano al bolsillo y la otra en la nariz, al menos hasta que suba a mi colectivo –de preferencia un carro nuevo- o estar bien lejos de esa ajetreada y malsana calle. No quiero pecar de exagerado ni ser alarmista, sin embargo a otra precavida reacción no puedo llegar después de leer el extenso informe del consejo ambientalista.
Lo hago por mi salud. Porque no quiero exponer mi sistema respiratorio por la simple despreocupación de un conductor cuyo carro entró en circulación antes de que yo naciera. Esos ‘ochenteros’ autos que fungen de colectivo están matando poco a poco mis pulmones y lo seguirán haciendo por la sencilla razón de que nadie se atreverá a tomar acciones en el corto plazo posible y porque seguro volveré a cruzar por esa calle.
Un especialista en salud al que consulté me explicó que, más allá de las buenas intenciones del periodismo de poner en agenda un tema tan manoseado como la contaminación, las leyes en el Perú están hechas para todos menos para defender al ciudadano de a pie, como a este periodista.
Vayamos al informe. Tratar de descifrar detalladamente el significado del dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno, el material particulado u otro elemento que se repite en cada renglón del documento, sería explayar demasiado. Por eso iré a las consecuencias, a los daños que ocasionan el inhalar inconscientemente el humo negro que expulsan cada segundo cientos de colectivos y combis que circulan entre la tercera y octava cuadra de la avenida José Gálvez.
El informe de la Cooperación Técnica entre el Consejo Nacional Ambientalista (Conan) con el apoyo de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (el cual fue alcanzado a la ONG Natura) revela el incremento de unidades de transporte público en los últimos tres años como consecuencia de la crisis social que afronta el país.
Para ser más exactos, los autos casi obsoletos fueron reparados para ponerlos como colectivos en la urbe. Su tiempo de vida concluyó hace rato, pero la necesidad hizo que los revivan. Hasta el 2003, el parque automotor fue de 17.503. La cifra, cuatro años después, supera los 23 mil. De esta cantidad, 7.500 sirven para el transporte público. De ello, el 60% consumen combustibles.
El dióxido de azufre es el principal elemento que expulsan por los tubos de escape las unidades antiguas. Esta sustancia, además de amenazar la salud de quienes sufren de asma y bronquitis crónica, es causante de enfermedades pulmonares, cardiacas y epidemiológicas por la acumulación de la misma.
Tampoco hay que dejar de lado el monóxido de carbono y el oxido de nitrógeno, dos elementos también sumamente nocivos para el sistema respiratorio y la piel. El informe señala que las constantes variaciones de los costos de combustible y el tipo de uso que se le da al vehículo, origina que el consumidor opte por combustibles mas baratos y de parecido rendimiento, sin fijarse en los problemas que puede ocasionar al funcionamiento de la unidad.
La saturación de las vías principales es la primera causa para que las unidades contaminen determinados sectores. Desde la quinta a la sétima cuadra de la avenida José Pardo, decenas de colectivos se estacionan con el motor encendido quemando combustible y emanando gases tóxicos. Lo mismo ocurre en “José Gálvez”.
En la “Florida” y casi todo el trayecto de la avenida Enrique Meiggs es mucho peor. Por ahí circulan colectivos, ómnibus, tráiler, camiones, camionetas y otros vehículos menores.
Hasta el 2005, las oficinas de Estadística y Procesamiento del hospital Eleazar Guzmán Barrón, La Caleta y los establecimientos de salud de Santa y Coishco registraron un total de 54.285 casos de infecciones respiratorias agudas, mientras que en el 2004, 49.986. Los números hoy en día son muy similares hace dos años.
Esto, obviamente, no puede atribuirse a la contaminación del parque automotor pues también se suman a este problema las emanaciones de las fábricas pesqueras y de la empresa siderúrgica.
Lo más grave de la situación es la concentración del altamente nocivo material particulado (PM10) en “La Florida”. ¿Qué es eso? Son partículas sólidas o líquidas del aire que se forman mayormente por los humos de las fábricas pesqueras, el tránsito vehicular y el polvo de las calles.

PROPUESTAS
Expuesto el problema, el Conan recomienda diseñar un plan estratégico para reducir la saturación vehicular de algunas avenidas y controlar la circulación y permanencia de los vehículos pesados dentro de las mismas.
La construcción de la vía de circunvalación entre Nuevo Chimbote y Chimbote controlaría el ingreso de unidades de transporte pesado y liviano. Los corredores viales alternos dentro de la ciudad sería otra solución.
Pero lo más elemental son las revisiones técnicas de las unidades con más años de funcionamiento. Un carro con 20 años de antigüedad es una fuente móvil de contaminación.
La directora de la ONG Natura, Marielena Foronda, exigió al municipio a implementar el nuevo plan de rutas y pedir a las empresas de transporte el acomodamiento de la flota automotriz.

“Partículas se acumulan el sistema respiratorio”
El otorrino laringólogo Ernesto Caman Arroyo está convencido que los casos por enfermedades respiratorias ocurren en gran medida por los humos contaminantes de las fábricas y el parque automotor. “No tengo la estadística oficial ni puedo asegurar que todos los casos fue por la contaminación ambiental, pero este factor incide bastante. Desencadena en crisis alérgicas, asma bronquiales, sinusitis”, refirió.
“El óxido de azufre y nitrógeno son elementos perjudiciales, producen la inflamación de las vías respiratorias e incluso pueden generar paros cardiacos, todo por la acumulación de estas partículas en el sistema respiratorio”, agregó.
El galeno consideró que la alternativa de solución la tienen las autoridades municipales y de salud dictando normas de control y previsión.

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